Para comenzar a razonar entre lo que vemos y sentimos debe de haber una fijación por la palabra escrita.
El lenguaje que se maneja en la crítica de arte es el del visual literario, donde leemos la información y la entendemos según los signos que logramos descifrar por el significado que traen esos símbolos escritos que podemos entender. En lo visual sucede lo mismo exceptuando lo literal de lo gráfico, nos percatamos de que existen diferencias superficiales ante lo que se nos presenta. Después de todo, es una comunicación lo que se trata de lograr. Un intercambio dialectico entre el artista y su público.
Sin embargo como sucede con todo lo que tiene sus propias reglas y procesos a descifrar, el arte con sus propios métodos, códigos y conductas tiene inevitablemente que ser teorizado y ‘traducido’ para que todos entendamos este lenguaje. La literatura escrita jamás podrá remplazar a lo visual, pero el intento no deja de ser algo interesante y por lo tanto que permita lograr algo de conocimiento en el trayecto.
Si pensamos que estamos por adelantar a los tiempos y cambiar las cosas para bien de lo que consideramos ‘sociedad’ nos veremos en una gran tarea monumental que ni siquiera en una vida entera podría vislumbrarse a tales fines. ¿Quién puede responder de qué sirve el arte? O mejor aún ¿Cómo se come? Se puede digerir el arte, se puede masticar y probar, se puede oler y en base a nuestros sentidos determinar su calidad. La ‘digestión’ de este producto social que llamamos arte será de índole mental y conceptual. Volvemos a ver y volvemos a consumir arte. Pensamos en algo que nos dejó la obra de algún artista y la estamos consumiendo de nuevo. En ningún momento de nuestra vida estamos separados de eso que llamamos arte, es parte integra del ser humano y si consideramos tener un sentido del gusto, allí un poco de arte estará haciendo su presencia.
¿Cuantos de nosotros han visto en persona alguna pintura famosa por algún autor famoso? En algunos casos son contados los números y en la gran mayoría vivimos atravez de las reproducciones que se nos presentan en alguna vajilla o pintura de comedor. El motivo de esta obviedad seria que pudiéramos darnos cuenta de que alguna parte obtenemos referencias que nos hacen ‘gustar’ de estas reproducciones. Lo más común es sin duda el eco de las críticas que dieron voz a las obras que tanto vemos. Los girasoles de Van Gogh que venden en las tiendas remiten el mismo sentimiento que las originales, el éxito de que sean tan populares se debe a que todo el mundo las reconoce porque la crítica de arte lo ha logrado de esta manera.
Pero estos momentos simples no dejan mucho a la exploración de grandes momentos del arte por parte de la crítica. Eso ya paso y vemos que siempre habrá otras obras que sean creados y la gente quiera comprar aunque sean solo reproducciones baratas (aunque útiles).
La crítica o teoría del arte tiene que hacer de escritos que le den su propia autonomía. Imaginemos que es un ente vivo que respira, consume y a la vez produce, sueña y crece. Si este personaje, que vive en otra dimensión una no material sino conceptual, depende de nosotros para desarrollarse o perecer, lo que nuestras acciones e inacciones cambiara la figura que obtenga la crítica dentro de nuestra concepción mental. Nos gusta o no, está bien alimentada y nutrida, o esta escuálida y no contiene suficientes ideas. Eso dependerá del público y sus exigencias, si quiere algo bueno tendrá que exigirlo.
La crítica sirve de guía para todos. Para el artista que odia/ama lo que lee de su obra, para el público que necesitara de un marco referencial que aporte un valor más extraordinario a lo que puede mencionar la pieza de arte que ha sido expuesta. Pero además a que se hable un poco más de objetos que en verdad son interesantes, lo inevitable es que estos objetos hablan más de nosotros mismos que los programas televisivos y las encuestas mediatizadas.
Las anécdotas, metáforas, o analogías sirven de herramienta literaria para la crítica. El momento en que se cuenta lo que se vivió ante un evento artístico se vuelve más real y palpable para quien lo lee. Y esa es la intención, el arte no está lejos de las acciones humanas como lo es el acto mismo de leer una revista o pasear por las calles, es inseparable de la vida misma y esta aporta en viceversa ante lo que el arte necesita. El observar y registrar esos eventos se convierte en lo que le sigue. La crítica le sigue a la creación y en ocasiones, muy atenta se propone a presagiar lo que vendrá.
A modo de finalizar este texto y sin darme a redundancias solo lo repetiré una última vez. La crítica es importante y sin ella no podemos apreciar el arte de una forma plena. Ya lo dije. Y si no les gusta allí están los comentarios que igual sirven como una crítica, así que esto es inevitable. El criticar puede incluirnos o exiliarnos de las sociedades donde vivimos, todo depende de que tan apasionado se escriba y que tan lejos se quiera ir con ello. Yo quisiera explorar el límite y de regreso.
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To start to reason between what we see and feel there must be a fixation for the written Word.
The language used on the art critique is of the literary visual, where we read the information and understand according to the signs that we succeed in deciphering the written ones that we comprehend. On the visual the same happens, except that we are talking about graphics and not literal icons, we perceive of the superficial differences of what is in front of us. After all, it is communication what is intended, a dialectical exchange between the artist and his public.
Never the less, as it happens with everything, art has its own rules and processes to decipher, with its own methods, codes and behaviors, it unavoidably has to be theorized and ‘translated’ to all of us to understand this language. The Written literature will never replace the visual, but trying does not leave out some interesting results and thus obtaining some knowledge on the way.
If we think that we are jumping ahead of times and changing things for good in what we consider ‘Society’ then we will see ourselves on a monumental task to fulfill, not even a whole life would be enough to accomplish some of these goals. Who could answer what is the use of art? O better yet, how do you eat it? Art can be digested, it can be chewed and tasted, it can be smelled and based upon our senses determine its quality. The ‘digestion’ of this social product that we call art would be mental and conceptual. We see art again and again we consume art. Thinking about something that a work of art of some artist has left inside us and we are consuming it again. At any moment in our lives we are a part of this thing we call art, it is an integral part of being human and if we consider having a sense of taste then art is making its presence during that moment.
How many of us have seen personally some painting of a famous author? In certain cases the numbers are short, and the majority of the time we live through reproductions that are presented to us in form of tea plates or dinner room paintings. The motive behind these obvious remarks would be that we should recognize somehow that from somewhere we obtain the references that make us like those reproductions. The most common would be echoes from past critiques that gave voice to the works of art that we see so much. Van Gogh’s sunflowers that are sold in stores reminisce the same feelings as the originals; the success of them being so popular must be that everybody can recognize them because the art critique has managed to do in this fashion.
But these simple moments don’t leave much to the exploration of the bigger ones from the art critique’s view. This has already happened and we see that there will always be other art works that will be created and people who want to buy them, even if it’s only on the shape of cheap reproductions (on utilitarian objects).
The art critique or theory has to create writings that give itself an autonomous existence. Imagine that it is a living entity, it breaths, consumes and at the same time produces, dreams and grows. If this character, that lives in another non-material but conceptual dimension, depends on us to develop or die, whatever our actions or inactions will change the shape the art critique obtains. We might like it or not, it is well nourished and healthy, or is thin and without enough ideas. That depends on the public and its demands, if it wants something good it will need to demand it.
The critique will help as a guide to everyone. To the artists who hates/loves what he/she reads about the work, to the public that needs a referential description that gives more value to what the exhibited piece might declare. But furthermore to speak about objects that are really interesting, the unavoidable is that these objects also speak about us than tv shows and mediatized polls.
Anecdotes, metaphors, or analogies might serve as literary tools for the art critique. The moment which told about an artistic event becomes more real and reachable to who reads it. And that is the intention, art is not far away from human actions as is the sole act of reading a magazine or walking through the streets, it is indivisible from life itself and it brings back to it as art needs it. Watching and registering these events becomes what naturally follows. The critique follows creation and sometimes, very acutely predicts what’s to come next.
In a way to end this text and without giving more redundancies I am just going to repeat myself one last time. The art critique is important and without it we can’t appreciate art as a whole. I said it. And if you don’t like it there is room for commentaries that at the same time serve as critiques, so it is unavoidable. Critiquing might include or exclude us from the societies we live in, it all depends on how passionate it is written and how far one plans to go with it. I would love to explore the limit and back.